martes, 6 de diciembre de 2011

Más de un año para montar el Belén


  • El creador es montador de cocinas y ha hecho un escenario con castillo, torres y casas de madera utilizando recortes de su trabajo
  • Una familia de Cerro de Reyes abre el salón de su casa al público HOY 06.12.11 - 00:04 -A. GILGADO | BADAJOZ.

Cuando Francisco Rodríguez le propuso a su esposa adornar la casa con un portal de Belén algo más sofisticado que el que colocaban cada año en una mesita, a Teófila García le pareció buena idea, pero nunca pensó que el asunto derivaría en una pequeña aldea de más de doscientas piezas y otras tantas figuras que ocupan casi todo su salón. Incluso han tenido que arrinconar una mesa para aliviar el espacio.
El portal que ha colocado esta familia en su casa se ha convertido en todo un acontecimiento en el Cerro de Reyes. La voz se ha corrido por la zona y los Rodríguez García no paran de recibir visitas. Una maestra del colegio ya ha avisado de que llevará los niños la semana que viene y el cura de la parroquia Jesús Obrero también animó a sus feligreses a pasarse por allí.
Teófila dice que su casa está abierta para todo el mundo y cree que es la mejor manera de recompensar a su marido por tanta dedicación. Francisco empezó a serrar las primeras piezas en octubre de 2010, y desde entonces no ha parado.
Terminaba el castillo y se ponía con un templo, después con una casa, más tarde con un molino, después con las torres y mientras tanto Teófila se preguntaba dónde encajaría todo aquello.
Su esposa decidió sumarse a la causa viendo el entusiasmo de su marido, que incluso se detenía en detalles como los aperos agrícolas o los cañones -hasta que cayó en al cuenta de que en la época del nacimiento de Jesús los romano no utilizaban cañones, sino catapultas-.
Lejos de recriminarle porque temía que se quedaría sin salón durante las Navidades, empezó a sumar piezas y comprar figuras para la pequeña aldea que estaba construyendo su esposo.
Entre la población no faltan personajes típicos como los pastores o las lavanderas, y todos guardan una proporción simétrica con la altura de los edificios de madera. En total se ha gastado más de 500 euros en figuras. Y la idea es seguir creciendo porque Francisco quiere ampliar la miniciudad el año que viene y llenar el poco hueco que todavía queda libre entre la televisión y la ventana que da a la calle.
Cree que la cascada es muy pequeña y al castillo quiere dotarlo de más cuerpo. Hasta ahora sólo se ve la parte frontal y su idea es que se complete. Y todo esto irá acompañado con un aumento poblacional en el que también piensa su mujer.
Con las novedades para el próximo año tiene pensado ponerse en cuento pasen las fiesta. Ahora bastante tienen con atender todas las visitas, que han ido encadenándose de forma espontánea. Para evitar confusiones han colocado una cartulina con una flecha pintada en la puerta de la casa, el número 34 del Paseo de la Radio del Cerro de Reyes.
Tantas visitas ha obligado a Teófila ha organizarse y ella se encarga de las relaciones públicas. A Fran cisco lo que le pierde es serrar y pegar. En realidad todo esto forma parte de su día a día porque trabaja como carpintero montando cocinas en Kit Extremadura. Su oficio le viene de vocación porque desde pequeño quiso ser carpintero - quizá de ahí su devoción por San José-
En esta particular creación ha intentado gastarse lo mínimo porque toda la madera que ha utilizado la conseguía de los recortes de los armarios de cocina que instala. Empezó hace más de un año y a estas alturas ya ha perdido la cuenta de las horas de trabajo que ha empleado. Dice que algunos días apenas sacaba un rato y otros toda la tarde.
Para adelantar faena, algunas veces se iba antes o se quedaba después de la jornada laboral utilizando alguna máquina del taller de la empresa. A los compañeros esta actividad tampoco les pasó inadvertido y aunque han ido viendo algunas piezas sueltas, Francisco espera que también acaben encantados cuando se pase por su casa.

lunes, 5 de diciembre de 2011

El ratón Anacleto en nochebuena





Un cuento de navidad. El ratón Enriqueto.

Anacleto era un ratoncito algo tímido, de pelo negro, dientes torcidos, ojos bizcos y oreja maltrecha. Se quedó huérfano de madre y padre y creció en compañía de otros ratones que hacían lo que podían para sobrevivir en un mercado de la ciudad de Madrid.

El día de Nochebuena, como era habitual tenían hambre y decidieron salir a buscar algo de comida entre los desperdicios de los contenedores de basura que la gente iba llenando alrededor del mercado. Nuestro amigo Anacleto, que era muy hábil para detectar olores y sabores, era el jefe de la cuadrilla de buscadores de comida y el que más y mejor comida conseguía para la familia ratonil. Esa mañana logró reunir trozos de jamón, chorizo, pizza, patatas fritas, queso manchego, plátanos, manzanas, pan de pueblo y unas cuantas galletas navideñas. ¡Qué rico placer!, dijo Anacleto. Todos sus amigos se reunieron y empezaron su particular banquete navideño. Comieron hasta que casi reventaban sus panzas rechonchas y peludas.

Al filo de las 8 de la noche, ya ni se movieron en sus madrigueras de lo llenos que estaban. Sin embargo, Anacleto decidió salir a ver si conseguía algo de postre. Cuando estaba por allí merodeando… ¡¡¡PUM!!!… lo atropelló un coche. Salió disparado al otro lado de la carretera y notó que algo caliente le salía del cuerpo. Tiene que ser sangre. Dios mío…me estoy muriendo… a donde iré a ir a parar: al cielo de los ratones o allí abajo ¿donde se asan?…, empezó a pensar Anacleto.

En esas estaba cuando ya no sintió nada más y desfalleció…. Cuando por fin abrió sus ojos, se vio rodeado de ratones vestidos de blanco, y dijo: “Entonces sí me morí y debo estar en el cielo”. De pronto uno de ellos le habló, diciendo: ¡¡Hermanito Anacleto … por fin abriste tus ojos … estás vivo!! Un buen susto fue el que se llevó Anacleto. Y lo que realmente había pasado fue que cuando sus compañeros oyeron que un coche se había estrellado contra el contenedor de basura que registraba Anacleto, le vieron tendido en la acera. Inmediatamente lo cogieron y se lo llevaron a su madriguera, le frotaron con alcohol el pecho, le estiraron las piernas y lo calentaron con mentol y velas para que entrara en calor.

Anacleto, al verse vivo, no paraba de llorar de la alegría y juró no volver a portarse mal y ser tan glotón y comilón.

Y Colorín Colorado

Basado en en El ratón Enriqueto. La imagen puedes pulsar sobre ella para que se haga grande y poder imprimirla para colorear.